PRACTICAR UN PENSAMIENTO

ARTURO CERDA

Con el propósito de dar visibilidad a jóvenes artistas y acompañarlos en el desarrollo de su obra desde las fases iniciales de su trayectoria, la Residencia TAJO-SAENGER se complace en presentar Practicar un pensamiento, exposición individual de Arturo Cerda, primer artista residente de este programa. 

Durante este verano, Cerda hizo tanto un estudio sobre una especie vegetal, llamada cotidianamente Pensamiento, como una reflexión sobre la acción de pensar ciertos eventos humanos -y posthumanos- en la actualidad. 

Las líneas generales de trabajo de Arturo Cerda surgen del interés en nuevos modelos de producción de imagen y de la revisión de fenómenos como la espera, el territorio y la memoria. Actualmente, su práctica indaga sobre las dinámicas interespecie y alrededor de presencias más que humanas. Ejemplo de esto es el cuerpo de obra que desarrolló en la Residencia Tajo-Saenger, en el cual explora la confluencia del arte con la tecnología, la botánica, la jardinería y la historia de la ciencia con el propósito de acercarse, conocer y generar una relación con una planta (que a su vez es muchas plantas, incluso un jardín) a partir del encuentro fortuito con ésta. Popularmente llamada Pensamiento, la especie Viola x wittrockiana analizada por Cerda se distingue por su coloración en amarillo, violeta y blanco, de flores pequeñas y cuerpo compacto, de uso ornamental y apta para el consumo humano; es también una especie reconocida por tratarse de un organismo híbrido, surgida artificialmente debido a cruces de otras variedades a comienzos del siglo XIX. 

De manera semejante, los estudios que comprende la serie Herbario de la demora: 100 pensamientos (hasta ahora un centenar de pequeños dibujos ideados y trazados digitalmente por el artista y ejecutados en tinta sobre papel por una máquina de Control Numérico por Computadora, conocida como CNC) son el resultado del cruce entre la tradición de la ilustración científica y la robótica: una obra que pese a ser única puede ser replicada; un espécimen híbrido, como el argumento que la sustenta. Un pensamiento, sea éste vegetal o humano, posee el potencial de germinar a otro pensamiento y a la vez conservar cada cual una identidad propia. Herbario de la demora... lleva a una dimensión concreta aquello que se creía exclusivo de la metaficción y de manera 

tácita, mientras el artista junto con la máquina dibujan un pensamiento, el pensamiento resultante permite reflexionar sobre el pensar. 

De otra índole es la instalación escultórica Un jardín no es una planta, a veces una planta es un jardín, la cual se remonta a las alfombras o islas de flores que se entablan a ras de suelo. Dispuesta sobre el piso dentro de un diámetro determinado por el artista, esta obra, si bien alude desde el folclore hasta al arte minimal debido a la repetición de una misma forma, a la reducida selección de color y a su distribución en parte azarosa y otro tanto regulada, también apela a la capacidad humana para contener un paisaje y a la posibilidad de convocar la presencia de uno en el otro; es decir, se trata de una obra que intenta religar presencias humanas y no humanas, como sucedía con los antiguos ritos: un jardín es una creación humana y la humanidad es parte de la naturaleza. 

Frecuentemente los pensamientos vegetales, y también humanos, son pequeños y de una duración de mediana a breve. Aun así, en sus quince centímetros de altura, ocasionalmente hasta veinticinco, una planta de Viola x wittrockiana es suficiente para proliferar en estado silvestre y apta para cultivar jardínes e invernaderos en estado doméstico, como es el caso de la tercera y última obra creada por Arturo Cerda durante su estancia en la Residencia Tajo-Saenger, El mundo ha partido. Compuesto por distintos elementos ocultos a la vista que han sido organizados como una caja china o una torre de bloques, el invernadero de Cerda contiene un ejemplare de Pensamiento vivo, el cual cuenta mediante un sistema de tecnológico de Internet de las Cosas (IoT) diseñado por el propio artista con todos los cuidados básicos para su sobrevivencia. Aún así, su existencia depende de la comunicación e interacción digital que los espectadores mantengan con la planta. Inevitable, aparece la ironía; entablar un diálogo, incluso breve y silente cada día, puede salvarle la existencia tanto a quien se detiene a pensar como al pensamiento que aguarda. 

Practicar un pensamiento, estudiarlo, contemplarlo y ensayarlo, quizá sea eso: descubrir la sincronía entre la demora y la espera. ¿Qué otro sentido emana, también, la presencia de un jardín? 

— Christian Barragán